29 de octubre de 2011

La Espina Memorable.




  Todavía veo al pequeño niño que se hizo mayor. Inocente y jugador, y a su vez descarado y soñador. Cuando llegó el momento, me percaté que aún era mas fuerte el niño que el hombre... Tal vez por la ignorancia, pero si así fuere, bendita inocencia que aun contemplando la maldad de los hombres la espina no clavaba tan profundo. Pero nunca pude imaginar que esa espina seguía clavada, y el paso del tiempo en vez de olvidar se dedicó a martillar, como si desease demostrar la importancia real del suceso acaecido, como si ademas de atravesarme la piel desease llegar más adentro, donde permanecería inmortal; en la memoria de mi espíritu.


Un saludo
Eneko.

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